Contador de Lecturas


DIA 20:

Han pasado ya varios días desde la última vez que escribí en este diario, pero es que he estado demasiado ocupado trabajando en la granja y preparando una casa para vivir Andrea y yo en nuestra nueva comunidad.
El día a día ha sido un poco rutinario, lo cual supongo que es bueno, pero me estaba empezando a acostumbrar a la tensión de la supervivencia en la carretera y creo que ahora la echo un poco de menos.
Después de tantos días sin salir, hoy por fin decidimos ir a buscar provisiones a un pueblo de las cercanías. 
Preparamos dos coches y salimos cuando estaba amaneciendo para poder aprovechar el día. La idea era buscar supermercados de gran tamaño y farmacias. Nos dividimos en dos grupos para abarcar mas terreno.
A mi me tocó con Ramirez, un Sargento con aires de grandeza y mucha mala leche. Él fue uno de los que se levantó de la mesa cuando nos dijeron que podíamos quedarnos con ellos. 
Decidimos entrar a una farmacia para llevarnos todo lo posible. A cada paso que daba Ramirez se quejaba, para él no hacía nada bien, había bastante tensión entre los dos y yo no iba a permitir que me pisotearán.
En cuanto encontramos todas las medicinas que Andrea nos había pedido, fuimos a buscar al resto del grupo.
Al llegar a las proximidades del supermercado vimos un camión aparcado en la puerta entorpeciendo la salida del coche de nuestros compañeros. Bajamos de nuestro coche en silencio y nos acercamos intentando hacer el menor ruido posible. De repente vimos como salían Alberto y Nacho con las manos en la cabeza y detrás suyo 4 hombres apuntándoles por la espalda. Del camión se bajó alguien, cogió a Alberto por el pelo y comenzaron a hablar. No estábamos lo suficientemente cerca así que no podíamos oír nada y decidimos acercarnos. Una vez allí pudimos oír al tipo del camión.

- ¿Cuántos sois?
- Solo Nacho y yo - Contestó Alberto.
- Queréis hacerme creer que habéis sobrevivido todo este tiempo vosotros dos solos?
- Pero es la verdad, lo juro.
- Está bien, creo que para soltaros la lengua va a hacer falta algo mas - metió la mano en su bolsillo y saco un machete - Tal vez tu amigo sea un poco mas participativo.
- Tumbad al otro en el suelo
- No por favor, no me hagáis daño, hablaré - dijo Nacho mientras lloriqueaba.
- Bien, parece que comenzamos a entendernos.
- Puto sádico
- Bien, comencemos, quiero que me lo contéis todo, o si no, mi machete saciará su sed con la sangre de tu amiguito.

Ramirez veía como pasaba todo sin inmutarse hasta que Alberto comenzó a contarle los detalles de nuestra situación. Cogió su fusil y se preparó para disparar.

- ¿Qué intentas hacer? - pregunté - son muchos, no vamos a conseguir acabar con ellos.
- Mi idea no es intentar acabar con ellos, si no matar a esos putos chivatos lloricas.
- ¿Pero estás loco? Son nuestros amigos, tenemos que ayudarles
- No son mis amigos, son unas nenazas y ahora van a jodernos, que los follen, antes me los cargo.

Tenía que actuar rápido, este loco iba a matarlos y no podía permitirlo. Le pegué con la culata de mi arma a Ramirez dejándolo inconsciente. Ahora todo dependía de mi puntería  Respiré hondo y apunté a uno de ellos a la cabeza, disparé y conseguí acabar con él. No sabían de donde venían los tiros, estaban desconcertados mirando a todos lados. Tenía a otro a tiro, no sabía que me tenia un par de coches detrás de él. Me arrastré por debajo de algunos coches hasta que lo tuve a tiro y acabé también con él. Alberto y Nacho recuperaron sus armas y empezaron también a disparar. Era imposible levantar la cabeza con ese tiroteo. De repente escuché como arrancaba el camión y huyeron despavoridos.

Me levanté y vi cinco cuerpos tirados en el suelo y un reguero de sangre que llegaba hasta una alcantarilla. Del interior del supermercado salieron Nacho y Alberto festejando la victoria.

- Carguemos a Ramirez en el coche y salgamos de aquí lo antes posible - Comenté.

Al llegar a casa contamos lo que había pasado, la forma de actuar de Ramirez y como había salvado a aquellos dos chavales. Para algunos fui un héroe, para otros un traidor por haber golpeado a Ramirez y haber permitido que los otros se escapasen con una información tan valiosa de nuestro grupo.
Era el momento de prepararse para lo que pudiera venir, porque si ellos son mas, esto se convertirá en una guerra.